EL METRÓNOMO
Es un dispositivo que nos permite escuchar un sonido constante que se repite a la velocidad que necesitemos de manera precisa. A cada sonido constante se le llama Bit o Pulso.
Evolución del Metrónomo:
Alrededor de 1500, los músicos de la época empezaron a preguntarse cómo tocar sus ideas musicales apegados a un tiempo determinado, esto con el fin de que sus canciones fueran más exactas y siempre tuvieran el mismo carácter.
Galileo Galilei tocaba el Laúd, y fue el primer músico que atendió esta situación, a través de un péndulo de una iglesia visualizó un movimiento sincrónico y en él una forma para medir el tiempo.
Marin Mersenne 1627 descubrió que una cuerda de 3.4 pies (1.08 metros) tarda un segundo en oscilar de lado a lado, observó también que el péndulo no es enteramente isócrono por su desaceleración y sugirió este método para medir los pulsos. En su tratado «Armonía Universal» agrega que la primera frecuencia audible es 84hz y fue de los iniciadores en realizar estudios de acústica. Galileo continuó sus experimentos e intentó trasladar la precisión de las oscilaciones del péndulo a una máquina con un mecanismo de escape. Este mecanismo marcó las bases para que Christiaan Huygens en 1656 construyera oficialmente el primer reloj de péndulo.
Reloj de péndulo de Galileo. 1637
Primer reloj de péndulo de Huygens. 1656
Musicalmente, y regresando al tema de crear un mecanismo para que los músicos se apegan a ritmos más exactos en sus composiciones, en 1694 Étienne Loulié desarrolló el primer metrónomo graduado, de una altura de dos metros, y de oscilaciones mudas. Durante unos segundos, el vaivén de un peso atado a un hilo de una longitud definida va siempre a la misma velocidad. Para tomar el pulso con precisión en estos dispositivos visuales, hay que percatarse del momento exacto en que el hilo está en la vertical, y no en las amplitudes máximas a la izquierda y derecha, que por definición son variables y en constante disminución. Este aparato constaba de un péndulo que cuelga de una madera de 1.80 metros que está subdividida en pulgadas y que a mayor cantidad de cuerda, más lenta la oscilación del plomo. Acelerabas el movimiento del péndulo ajustando la longitud de la cuerda con una clavija. Este mecanismo no emitía ningún sonido de oscilación.
Modelos del metrónomo de péndulo de Étienne Loulié. 1696
Este metrónomo recibió una crítica en 1721 de Joseph Saveur debido a que las oscilaciones del péndulo se medía en pulgadas y no en segundos, razón por la cual no hacía referencia a ninguna figura musical. Saveur reemplazo la escala para medir el tiempo en segundos (no en pulgadas) y fijó el tempo musical en relación con el segundo.
En 1732 Louis Léon Pajot combinó el péndulo de Loulié y el mecanismo de escape de Galileo que permitió contar en segundos las oscilaciones del péndulo y estas comenzaron a ser audibles en el centro del periodo. A diferencia del cronómetro, un metrónomo tiene la posibilidad tanto de acelerar o disminuir el tiempo, como de que su oscilación pueda ser audible, logrando así poder contabilizar los pulsos/oscilaciones/tiempo.
El problema hasta esa fecha era que los músicos no podrían adoptarlo como herramienta principal para determinar la velocidad de sus canciones, porque para velocidades muy lentas el péndulo tenía que ser muy largo y por ende el mecanismo también. Hasta ese entonces los músicos definían la velocidad de sus composiciones a través de «caracteres musicales», andante por ejemplo para velocidades de entre 55-65 pulsos por minuto (parecido al segundero de un reloj), moderato para velocidades de entre 70 y 95 bpm, y si tu composición era muy dinámica podrías agregar a tu partitura el carácter vivace alcanzando velocidades de hasta 140 pulsos por minuto.
En 1814 Dietrich Nikolaus Winkel finalmente creó el primer metrónomo mecánico pequeño y fue el primero en solucionar el problema de la longitud del péndulo para velocidades lentas a través del «principio del doble péndulo» posicionando un péndulo del mismo peso al otro lado del eje rotatorio dentro de la caja del metrónomo para regular la velocidad de la oscilación. Gracias al mecanismo de escape de Galileo, este metrónomo genera un pulso por periodo en la vertical del movimiento, y con el doble péndulo se regula la velocidad del pulso.
Lamentablemente, Winkel no protegió debidamente el instrumento y en 1816 Johann Nepomuk Mäzel agrego una escala y otras variaciones y patentó el cronómetro en Viena. La disposición más común de tempos en un metrónomo Maelzel comienza con 40 pulsaciones por minuto que van aumentando de 2 en dos hasta los 60, luego de 3 en 3 hasta los 72, luego de 4 en 4 hasta los 120, luego por 6 hasta el 144 y por último de 8 en 8 hasta alcanzar las 144 pulsaciones por segundo. El metrónomo modelo “Maelzel” fue industrializado masivamente por múltiples fábricas en todo el mundo, a tal punto que en muchas partituras la indicación de tempo se referencia como “M.M.”, es decir “Maelzel’s Metronome”, seguido del detalle de tempo, por ejemplo “60”.
Los primeros compositores notables que estableció en sus composiciones indicaciones métricas fueron Salieri y en 1817 el alemán Ludwig van Beethoven, como lo estipulo su 3.ª sinfonía a una velocidad de 60 bpm.
Los músicos practican con metrónomos para mejorar su sincronización, y acelerar su velocidad de interpretación. La práctica del metrónomo ayuda a desarrollar un sentido claro de la sincronización en el tiempo.
Actividad: Toca la escala de DO con ambas manos (ascendente y descendentemente) en las siguientes velocidades: 40 bpm, 80 bpm y M.M. = 120.
Explicación práctica del movimiento del péndulo por el Profesor Julio Rodríguez Ojeda